«Boas Noites» es una colección de retratos tomados en locales de ocio nocturno en el rural gallego. Esta serie, nacida como continuación profesional y vital de la serie «Good Night London», pretende documentar la realidad de esos espacios acompañando los retratos con imágenes de la naturaleza que los rodea realizadas a pocos metros de los locales.
Premios y exposiciones
· Finalista PHotoEspaña 2016
· Edita: Secuencia/Sentido. CGAC. Santiago de Compostela 2015
· Athens Photo Festival. Benaki Museum 2016
[...] La juventud está dispuesta a todo por pertenecer, por ser acogida en el grupo. Son migrantes, llegaron a su cuerpo como la un nuevo territorio; un territorio desconocido cuya exploración depende de otro. El viaje no fue fácil: atravesaron la indefensión ante la realidad, la carencia de respuestas, el adiós a la infancia, el adiós a la protección, a la casa. El mundo se vuelve el territorio de las certezas cuando antes era lo de las confianzas. Todos los límites rompen. Los lugares de la infancia son tus lugares, el adolescente es un ser expropiado del espacio que fue suyo. Todo de pronto es ajeno. También nuestro cuerpo resulta ajeno. Está de más, está de más mismo dentro de sí; a menudo incómodo, a menudo irascible. Tendemos a olvidar con la edad el valor que nos fue necesario, la incertidumbre, el esplendor, el deseo, la fuerza orgánica que nos impulsó al encuentro del otro. Porque la juventud solo se puede encontrar en el otro; lo otro es quien nos desvela, lo que nos retrata. Sea lo otro el amor, o las sustancias que desordenan la vieja orden de la infancia y nos abandonan al azar de pulsiones desconocidas. El tiempo comienza a contraerse, es la hora de la urgencia; de la insatisfacción, todo es necesario. Por eso, cuando miramos estos retratos, miramos, en cierta manera, en un espejo quebrado. Parte de sus fragmentos reflejan el que algún día fuimos y duerme en nosotros, como una fantasma que nos interroga siempre: ¿Quién eres tú?; ¿Que hiciste de ti? Y esa es una cita ineludible de la edad adulta. De alguna manera, estos jóvenes miran a los ojos del adulto que serán un día: y en ese sentido su vistazo, su pregunta, es demoledora.
— David Pérez Iglesias (Extracto del texto Emerxen do escuro, como flores da noite)
* Boas Noites fue editado con dos cubiertas diferentes.
Con una formación en Bellas Artes y fotografía, y avalado por numeroso galardones y exposiciones nacionales e internacionales, el artista Jesús Madriñán (Santiago de Compostela, 1984) se inspira en su propia experiencia y en el contexto que le rodea para crear sus obras. Su producción surge de la necesidad de articular visualmente las ideas y reflexiones que le asaltan en situaciones corrientes y aparentemente anódinas.
Visualmente llamativos e impecablemente finalizadas, las fotografías de Madriñán resultan atractivas y fascinantes gracias a su honestidad y cercanía. Con todo, el mayor logro de su trabajo no reside en captar la atención del espectador, sino en conseguir mantenerla con el fin de que la imagen se convierta en un portal a través del que proponer reflexiones de índole más íntima y profunda.
Tras unos inicios vinculados al diseño gráfico y a la imagen publicitaria, Madriñán centró sus experimentos más recientes en la subversión de la fotografía de estudio, desbordando sus parámetros tradicionales con el objeto de explorar la sutil línea que delimita realidad y ficción. Sus obras se nutren de la contradicción derivada de emplear técnicas previsibles y minuciosas en situaciones inevitablemente espontáneas y inaprehensibles. En su trabajo, el artista explora los procesos de construcción de la identidad juvenil recurriendo a un formato clásico -el retrato- pero situándolo fuera de su contexto habitual.
Paralelamente, los personajes de Madriñán pertenecen a un segmento de edad fugaz, amplio y en constante redefinición: la juventud. La elección de un grupo poblacional tan concreto se debe, por una parte, a la filiación generacional del artista y, por otra, a la vulnerabilidad y desprotección con que estos jóvenes se presentan frente al objetivo. Los gestos, actitudes y expresiones de los modelos derivan directamente de aquello que ellos mismos deciden mostrar u omitir, sin que exista mediación ni condicionamiento por parte del artista. Se trata, por tanto, de una juventud despojada de cualquiera idealización, real y tangible, confusa, fragmentaria y transicional que, a pesar de todo, posee una entidad propia.
A nivel conceptual, el artista compostelano desafía la tradición del retrato occidental al desacralizar conscientemente un género ligado la riqueza y al poder, pero al mismo tiempo subvirte también la condición del retrato como documento únicamente descriptivo. El retorno a la fotografía analógica, el elevado coste de la técnica empleada y la fugacidad del contexto imponen una limitada margen de error que hace que cada apertura del obturador se convierta en un salto sin red para el fotógrafo. Los parámetros susceptibles de ser controlados -la intensidad de la luz, la distancia de enfoque- se calculan minuciosamente; todo lo demás es fruto de la espontaneidad. En consecuencia, cada retratado es siempre voluntario, siempre anónimo y siempre irrepetible.
A primera vista las imágenes de Madriñán pueden asemejarse a pinturas tenebristas barrocas o la antiguas fotografías familiares en blanco y negro, con la diferencia de que a través de ellas Madriñán se interroga a sí mismo y nos exponen la unas miradas directas, intrigantes, curiosas y a menudo inquisitivas que jamás ofrecen respuestas definitivas. Sus retratos no buscan el reportaje informativo sino la radiografía emocional.
Las imágenes de Madriñán poseen el magnetismo de la discordancia, derivada de la contradicción entre tema y acabado. La serenidad y calma que emanan desafían al espectador e invitan a la evocación, puesto que su alejamiento de la anécdota las sitúa a una distancia en la que los temas tratados se convierten en universales. Sus figuras devienen así en personajes atemporales de un universo descorazonador familiar en el que resulta inevitable preguntarnos si su antificialidad y soledad son también las nuestras.
— Monse Pis Marcos
Jesús Madriñán
Licenciado en Bellas Artes por la Universidad de Barcelona y con un Máster en Fotografía por la escuela Central Saint Martins (Londres)
La trayectoria de Jesús Madriñán cuenta con numerosas exposiciones individuales, entre las que destacan: «Lana hinca», Festival Menotrentuno, Italia, «Looking fuere Something», We Are Arts Gallery, Londres, «Slow Motion»,Centro Torrente Ballester, Ferrol, o las dedicadas su serie «Good Night London» en el Centro Cultural Kavlin de Punta de él Este, Uruguay, y en los Centros Culturales de España en México D.F. y Montevideo.
Además, ha participado en prestigiosos festivales y ferias de arte como Photoespaña, Paris Photo, ARCO o los International Photography Awards de Nueva York, destacando entre sus exposiciones colectivas: «Contexto crítico. Fotografía española de él s.XXI», comisariada por Museology (Rosa Olivares, Alberto Sánchez Balmisa), y organizada por el Ministerio de Cultura en el «Espacio Promoción de él Arte. Tabacalera» (Madrid), «P2P. Prácticas contemporáneas en lana fotografía española», comisariada por Charlotte Cotton, Luis Díaz Díaz e Iñaki Domingo, y organizada por Photoespaña, o «Edita: Secuencia/Sentido», comisariada por Miguel von Hafe para el Centro Gallego de Arte Contemporáneo.
A su vez, Jesús Madriñán compagina su práctica con la docencia (profesor asociado en la Universidad Autónoma del Caribe, Colombia), y realizando encargos comerciales para The New York Times, ABANCA, Florentino, y la agencia de publicidad Shackleton.